Empecemos por aclarar conceptos: cadena de suministro y logística no significan lo mismo. La primera tiene en cuenta todo el ciclo de vida de un producto o servicio, desde que es diseñado hasta su entrega al cliente. Por tanto, de ocuparse de la planificación y coordinación de todas las actividades que tienen que ver con el suministro, la fabricación y la distribución de los bienes o servicios producidos por la empresa. La segunda queda englobada dentro de la primera y se encarga de la planificación y gestión del transporte y almacenaje de los diferentes ítems.
La cadena de suministro debe estar presente en cada una de las fases del proceso de producción, comenzando por el contacto con proveedores y terminando con la entrega al cliente o, en su caso, con la gestión de la devolución. Debe controlar la logística de manera que tanto el transporte, desde y hacia la empresa, y el almacenamiento sean lo más eficaces posibles. Por último, debe tener en cuenta dos elementos cruciales para su éxito: mantener una excelente comunicación con cada uno de los actores y tener en cuenta las novedades que pueda aportar la tecnología para asegurar que todas las etapas se realizan de forma óptima y en el menor tiempo posible. Todo ello con independencia de que la actividad de la compañía sea industrial, de servicios o comercializadora, que será solo determinante a la hora de
determinar las necesidades, ya que no es lo mismo trabajar con materia prima, con productos
intermedios o con productos finales.
El tercero se corresponde con la elaboración, fabricación o ejecución de los productos o servicios ofertados. Este eslabón se ocupa también de los test de calidad, del cumplimiento de la legislación en cuanto a empaquetado o sostenibilidad y de la programación de las entregas de acuerdo con el calendario establecido.
El cuarto, tanto si se trata de un servicio interno, como si se trata de un servicio externo concertado, este eslabón se ocupa de la logística de la distribución. Y en quinto lugar se encuentra la gestión de las devoluciones, un eslabón que se ha convertido en clave a la hora de fidelizar clientes, sobre todo con el auge del eCommerce.
Una buena gestión de la cadena de suministro mejora la eficiencia de los procesos de producción al permitir una completa trazabilidad de los productos, desde la entrada en almacén de los primeros materiales, ya sean materias primas, subproductos o productos terminados, hasta su entrega al cliente final. Por tanto, facilita el control de todo el proceso lo que hace posible reducir los costes operativos. Además, mejorará los tiempos de entrega y las condiciones de compra, y esa mejor atención al cliente se traducirá en clientes más satisfechos y fieles.
Gestionar de manera eficiente la cadena de suministro es importante para cualquier compañía, pero se convierte en vital cuando la filosofía de la organización se asienta sobre el método Just inTime que requiere una extremada precisión en cada una de las fases del proceso de producción.