Liderazgo empresarial

Liderazgo empresarial

Todas las organizaciones deberían tener presente que existen conceptos cuya incorporación a su centro vital no es negociable. Hablamos de cultura, de estrategia, de objetivos y, por supuesto, de liderazgo.

Según Daniel Goleman “el liderazgo no tiene que ver con el control de los demás, sino con el arte de persuadirles y motivarles para colaborar en la construcción de un objetivo común”. Ciertamente, no es lo mismo un jefe que un líder y por ello las organizaciones cada vez buscan con más ahínco encontrar personas en las que los conocimientos técnicos y la experiencia profesional, necesarios para ocupar una posición directiva, se mezclen con las habilidades de un buen líder para lograr alcanzar los objetivos planteados y aumentar los beneficios, tanto para las empresas como para las personas que trabajan en ellas.

Contar con un liderazgo empresarial sólido y definido puede se la clave para alcanzar el éxito en una organización. Pero no todas las formas de liderar son adecuadas para todas las empresas, ni para todas las etapas por las que atraviesan, ni para todos los empleados. Por tanto, no existe un tipo de liderazgo correcto o incorrecto. Existen diferentes tipos de liderazgo empresarial que vienen determinados por las habilidades, técnicas y métodos a utilizar. La elección vendrá determinada por los valores de la compañía, por las cualidades de los empleados, por el momento económico por el que se atraviesa y por la filosofía empresarial. Es importante conocer que no se trata de una elección inamovible, sino que a medida que las empresas se van transformando, el tipo de liderazgo deberá ajustarse y que, además, dentro de una misma organización pueden y deben convivir diferentes tipos de liderazgo, lo que permitirá maximizar el potencial de los equipos y, por tanto, aumentar el éxito empresarial.

Cada tipo de liderazgo presenta ventajas e inconvenientes. Hablamos de ellos:

  • Liderazgo transaccional. El líder fija objetivos específicos, medibles y delimitados en el tiempo de manera que los miembros del equipo reciben una recompensa económica por su esfuerzo, compromiso y trabajo a la hora de conseguirlos. El gran problema es que no queda sitio para la creatividad o la innovación.
  • Liderazgo transformacional. El cambio en la organización llega a través del progreso de su capital humano. Relaciones y comunicación cobran aquí una especial relevancia. Se trata de un trabajo constante y dilatado en el tiempo lo que convierte a este tipo de liderazgo en ineficaz para superar situaciones de crisis.
  • Liderazgo de no intervención. Requiere que los equipos estén compuestos por personas competentes, responsables y hábiles ya que su nivel de autonomía es muy alto. La gran ventaja es la construcción de un ambiente de trabajo altamente positivo donde los sujetos se sienten valorados y motivados. En el negativo se encuentra el que, al no percibir control por parte del líder, se pierda el foco en el objetivo y el interés por el trabajo.
  • Liderazgo estratégico. Se basa en la elaboración de pautas eficaces que ayuden a la organización a conseguir el objetivo previamente determinado. Para su desarrollo es necesario que los equipos den a conocer cuáles son las necesidades que detectan en la organización para poder alcanzar el objetivo.
  • Liderazgo situacional. Este tipo liderazgo se adapta en cada ocasión a las necesidades, preparación y capacidades de cada miembro de un equipo en función del proyecto y de los objetivos fijados.
  • Liderazgo democrático. La motivación de los empleados crece al sentirse involucrados en las decisiones de la compañía al mantener un diálogo constante entre todos los equipos. Esta forma de liderazgo aumenta el compromiso, la innovación y la creatividad del grupo. El único inconveniente de su utilización es que requiere de mayores plazos de tiempo para alcanzar los objetivos al ser necesario recabar mucha información antes de tomar decisiones.

En cuanto al liderazgo autocrático y el de tipo burocrático que se mencionan en algunos textos, quedan descartados ya que no tienen en cuenta en ningún momento la motivación, la libertad de los individuos, ni las opiniones de los equipos. La comunicación es unidireccional y se basan en el cumplimiento estricto de normas, métodos y directrices. Es decir, en ningún caso podrían encuadrarse dentro del concepto liderazgo.

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