Las empresas cada vez prestan mayor atención a la incorporación de los criterios ESG en su toma de decisiones. Inversores y consumidores se fijan cada día más en el impacto ambiental y social que producen las operaciones que realizan las empresas, lo que afecta de manera directa en su rendimiento financiero y a su reputación y posición en los mercados en los que operan.
Enviromental, Social and Governance (ESG) o Ambiental, Social y de Buen Gobierno (ASG) suponen unos criterios clave que se deben tener en cuenta a la hora de garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las organizaciones. Se entiende por criterios ambientales aquellas acciones que producen un impacto positivo y de protección del medio ambiente. En la parte social se incluye el respeto a los derechos humanos y todo lo que tiene que ver con aspectos laborales como pueden ser la diversidad, la no discriminación o la inclusión, entre otros. En cuanto al buen gobierno, entraría en juego la incorporación de determinados valores, como la ética o la transparencia corporativa, a la cultura de la empresa u organización.
Si bien es cierto que la normativa todavía no incluye la obligatoriedad de cumplir con los criterios ESG, se espera que su incorporación sea paulatina y que, en un breve espacio de tiempo, sea obligatorio cumplir con ellos si se quiere acceder a la financiación pública. Pero, aunque la normativa todavía no esté escrita, la sociedad ya ha tomado la palabra y empieza a rechazar los productos y servicios de las organizaciones que no presten atención al cuidado del medio ambiente y al impacto social que produce su actividad en el entorno en el que se desarrolla.
En nuestro país el camino ya se inició en 2018 cuando se promulgó la Ley 11/28 de Información No Financiera y Diversidad por la que determinadas empresas por tamaño, facturación o declaradas de interés público debían redactar un informe independiente anual. En relación con el medio ambiente, el informe debería incluir datos acerca de los procedimientos de evaluación y prevención de factores como la contaminación, la gestión de residuos o el uso sostenible de los recursos, entre otros. La organización, salud y seguridad en el trabajo, así como la accesibilidad, los planes de igualdad o de formación, también deberían estar presentes. Por último, materias como el respeto de los Derechos Humanos, la lucha
contra la corrupción y el soborno, y el compromiso de la empresa con el desarrollo de una sociedad sostenible, completarían el informe.
Así como la normativa suele comenzar por la obligatoriedad para las grandes empresas, la integración de la Sostenibilidad y de los criterios ESG en el desarrollo de cualquier empresa, con independencia de su tamaño y actividad, supone el aporte de un valor diferencial que tendrá su reflejo en la consecución de los objetivos de la organización.
Entre los beneficios que proporciona a las empresas la incorporación en su gestión de los criterios ESG está la reducción de costes al crear ventajas competitivas como en el consumo de energía o en el coste de las materias primas. También facilita el crecimiento y expansión a otros mercados ya que, al confiar las autoridades en la reputación corporativa de un negocio, es más fácil gestionar permisos o licencias. Los fondos de inversión son cada vez más rigurosos en el estudio de las empresas y de su modelo de negocio, y no siempre se encaminan hacia la identificación de los posibles riesgos financieros, sino que también buscan el cumplimiento de los criterios ESG.
El talento busca desarrollarse en ambientes cada vez más sostenibles y se siente atraído por los compromisos adquiridos por las empresas y los valores que forman su cultura. Por tanto, la atracción y retención de ese tan ansiado talento tiene hoy en día mucho que ver con el cumplimiento de los criterios ESG.
No se trata de una moda pasajera sino de una tendencia impregnada en la sociedad actual que cada vez condicionará más el desarrollo de las organizaciones. Es tiempo de incorporar los criterios ESG en la construcción de las estrategias empresariales porque todo buen negocio comienza siempre desde unos cimientos sólidos.