El verano va llegando a su ocaso y, aunque todavía habrá quien no haya disfrutado de su periodo vacacional, para la mayoría de los españoles toca volver a casa y reencontrarse con el trabajo.
Para cerca del 40 % de la población el temido regreso al entorno laboral supone una dura prueba. El ánimo decae y llega la apatía, aparece una profunda sensación de hastío mientras que las reservas de energía parece que rozan el mínimo, surgen las dudas sobre la readaptación al puesto de trabajo… Todo ello no son más que síntomas del conocido como “síndrome postvacacional” que, salvo excepciones, desaparecen transcurridas un par de semanas.
El cuerpo, pero sobre todo la mente, necesitan pasar por un periodo de adaptación a la realidad después de haber disfrutado de ese paraíso en el que desaparecen las obligaciones, o al menos se difuminan, se relajan las costumbres y el reloj deja de marcar el ritmo de la vida. En ocasiones, cuando el paraíso con el que habíamos soñado se vuelve un infierno y la experiencia es la de haber vivido unas malas vacaciones, por ser incapaz de desconectar del trabajo, por vivir situaciones complicadas y estresantes o por miedo a que al volver le hayan movido la silla y el destino sea engrosar las listas de desempleados, la vuelta a la rutina puede hacerse aún más cuesta arriba y agravarse los síntomas.
Viene a ser como el tiempo que necesitamos para adaptarnos a los periódicos cambios horarios solo que, mientras que poco podemos hacer para prevenir las alteraciones que nos producen los cambios de hora, existe una serie de consejos para prevenir el estrés postvacacional.
- Actitud positiva. Como para casi cualquier cosa en la vida mantener una actitud positiva es la mejor estrategia. ¿Por qué no ver la vuelta al trabajo como una oportunidad ilusionante? Algo así como esa ilusión que mantienen los niños ante el comienzo de un nuevo curso: nuevos libros, nuevos compañeros, nuevos profesores…
- Reconectar progresivamente. Volver a casa unos días antes de regresar al trabajo e ir planificando la vuelta a la rutina, avanzando poco a poco, produce una sensación de control que hará más llevadero el retorno.
- Volver paso a paso. Prohibido pasar de cero a cien en un solo día. No es delito charlar con los compañeros para compartir las experiencias veraniegas siempre que ese café no dure toda la jornada. Tampoco lo es dedicar tiempo a proyectar el período de trabajo que se inicia. Y, por supuesto, regálese el tiempo necesario para cumplir con sus obligaciones: nada de llevarse trabajo a casa el primer fin de semana.
- Plantearse nuevos proyectos vitales. Mucho más que con la llegada de un nuevo año, la vuelta al trabajo tras las vacaciones supone un momento magnífico para tomar decisiones y plantearse nuevos retos para el curso que comienza. Estudiar, hacer deporte, dedicar tiempo al voluntariado, pasar más tiempo con la familia o los amigos, leer, escribir…, cualquier actividad que nos suponga una inyección de endorfinas será bienvenida y no solo para el momento de la vuelta al trabajo, sino para todo el año.
- Crear nuevos hábitos saludables. Pequeños desafíos como eliminar paulatinamente el uso de los ascensores, pasear con el perro más allá de cumplir con sus necesidades, eliminar de la dieta los productos ultra procesados… Seguro que hay muchas cosas saludables que podemos incorporar a nuestra vida. Además, premiarnos por los logros conseguidos nos hará sentir bien y querremos continuar enfrentándonos a nuevos retos.
Ahora bien, estos consejos sirven para ayudar a recuperar la rutina tras el parón vacacional. Si su problema es que se siente “quemado” en su trabajo no le eche la culpa al estrés postvacacional. Quizá sea el momento de plantearse una nueva estrategia de vida.