Muchas han sido las aportaciones de Michel Porter al mundo de la estrategia empresarial. Si hace un tiempo analizábamos su modelo de Cadena de Valor, en el que nos adentrábamos en el mundo interior de las empresas para conocer sus fortalezas y debilidades, le llega el turno ahora a Las cinco fuerzas, una herramienta que analiza la visión competitiva de la empresa, es decir, sus relaciones y posicionamiento respecto al exterior.
Las cinco fuerzas que describe Porter son: el poder de negociación de los clientes, el poder de negociación de los proveedores, la amenaza de nuevos competidores entrantes, la amenaza de nuevos productos sustitutivos, y de la conjunción de las cuatro anteriores, la rivalidad entre los competidores. Los estudios realizados por diversos especialistas han llegado a la conclusión de que existe una sexta fuerza a tener en cuenta para que el análisis sea preciso: la regulación. Y es que, ciertamente, la existencia de reglamentos o impuestos, o su ausencia, puede alterar de manera significativa el flujo de los mercado.
Aunque puede utilizarse en otras áreas, el principal beneficio que se obtiene de la utilización del modelo es la posibilidad que ofrece de poder no solo anticiparse a la competencia, sino de influir en el sector. Además, al estudiar al mercado como un todo, pone al descubierto los orígenes de la rentabilidad, señalando qué fuerzas la limitan o impulsan dentro de la organización y cuál es la respuesta que se va obteniendo a medida que se introduzcan cambios.
La clave para las dos primeras fuerzas radica en el poder de negociación. En el caso de los proveedores, el panorama cambiará radicalmente si se trata de un sector con una alta concentración de suministradores o si el mercado proporciona un amplio abanico de fuentes de abastecimiento, y su dimensión. A mayor concentración y tamaño, menores serán las posibilidades de presión y, por tanto, de negociación. En cuanto a los clientes, cuanto más organizados estén, mayores serán sus exigencias en cuanto a precios, servicios o calidad, y si, además, existe una amplia oferta, sería fácil perder su fidelidad en favor de otro producto o servicio de la competencia.
Independientemente de que el análisis del método se utilice por una empresa que ya está operando en un mercado concreto o si se trata de analizarlo para valorar la entrada, es necesario estudiar la amenaza de nuevos competidores, pero también la oferta de nuevos productos o servicios sustitutivos que podrían romper los precios de mercado. Esta última amenaza requiere del estudio continuado del sector en el que operemos, lo que permitirá contrarrestar con éxito los efectos que las novedades puedan tener sobre la demanda de nuestros productos.
Destacar entre los rivales es el resultado de indagar acerca de la quinta fuerza enumerada por Porter. Cuanto mayor es el número de competidores, mayor es su tamaño y su capacidad, tanto de producción como de actuación, mayor será la competencia y, por tanto, con mayor precisión de habrán de tomar las medidas encaminadas a sacar ventaja su sobresalir frente a la competencia.
En un mundo cada vez más globalizado, la competencia puede surgir desde cualquier rincón del planeta, sin que apenas tenga poder de influir la distancia o los tiempos. Conocer las amenazas permite anticiparse. Detectar oportunidades puede marcar grandes diferencias para el éxito de nuestra organización.
La mezcla de las dos propuestas de Portes, la Cadena de Valor para descubrir o construir nuestras fortalezas, Las cinco fuerzas para conocer a nuestra competencia y detectar las posibles debilidades del entorno en el que nos movemos, tendrá como resultado el aumento de la rentabilidad de cualquier organización a medio y a largo plazo, una legítima aspiración para cualquier negocio.